MALA JUGADA

PDV: Moddie

Mientras bebía el chocolate, llegaba Paúl, tomando asiento frente a mí.

—¿Qué ocurrió? ¿Philips mordió el anzuelo?—peguntaba ansioso, a lo cual le negué con la cabeza mientras digería el chocolate. 

—No, diría que prácticamente me declaro la guerra, no le hace ni un poco de gracia que haya aparecido.

—Demonios, aún así, seguiremos el plan...

—No lo se, el muy maldito me humilló en toda la conversación—mientras le comentaba hice un gesto con mis manos, como si quisiera golpearlo por cada palabra denigrante que dijo.

—Cálmate, Carla,  no nos conviene lo que quieres hacer, al contrario, reprime tu ira y recuerda que debes enamorarlo. ¡Seguiremos con el plan!

—Te tengo otro plan, porque no  mejor lo mato y te ahorras todo esto.

—Que idioteces dices, ¿olvidas nuestro plan o es que eres tonta como Brend?—decía un poco bajo en vista del lugar donde estábamos.

—No soy tonta, pero no tengo mucha paciencia y con alguien como él sé que la perderé.

—Si no quieres que te llame de esa forma no hagas méritos, además, debes de tener toda la paciencia posible o de lo contrario el plan se vendrá abajo ¿lo entiendes?

—Lo entiendo, no soy idiota.

Tras haber pedido que le comentará la conversación que había tenido con la señora Miñonett se sonreia de manera extraña.

—En vista de que la señora Miñonett ha caído en nuestra farsa lo demás será muy fácil. Vamos, levántate  te quieren arriba, al parecer pasaras un buen rato aquí, inclusive, te presentaras en el recibimiento que le harán a su hija la cual llegara al país en unas horas.

—La verdad solo quisiera largarme de aquí, no creo que esto resulte.

—Ni siquiera vuelvas a repetir eso ya que si sigues sabes lo que haré con tu padre ¿lo quieres? O prefieres guardarte tus tonterías y comportarte como en el bar y seducirlo.

Lo mire con tanto enojo que lo que me quedaba de chocolate quería rociárselo encima, no soportaba su chantaje, aparte, intuía que todo este plan no terminaría como indicaba.

—Quita esa expresión y finge una sonrisa, de ese modo no enamoraras a Philips—aunque dijera esa palabras ese detalle no me importaba en lo absoluto solo quería tomar a ese idiota y lanzarlo por la cornisa del edificio para después seguir con ellos dos y poder librarme de esto, sin embargo, sabía que no podía hacerlo, solo quedaría en mis pensamientos.

Posteriormente, le seguí como indicaba ya que debíamos subir al Pent House donde reside la familia.

El  lugar era como un paraíso terrenal, lleno de lujos y un ambiente fascinante, no obstante, habitaban personas que daban ese aspecto arrogante, en especial al verme por encima del hombro como si supieran que no provengo de familia adinerada como ellos, actitud que Paúl notaba ya que iba a mi lado.

—No te preocupes por los habitantes de este lugar, son todos asi, piensan que son mejores que el resto de la raza humana, por eso el idiota de tu novio también tiene el mismo pensamiento.

—Paúl, deja de mencionar que es mi novio—el detuvo la marcha para seguidamente detenerme y tomarme del brazo bruscamente—. ¡Ahhh, duele! ¿pero que te pasá? ¿Cuál es la violencia? no me gusta que me traten asi—dije zafándome de su agarre.

—Grábate en tu mente que mientras estés en esto eres novia de Philips Miñonett, asi te caiga de la patada, debes hacerlo, entiéndelo de una maldita vez—gritaba en mi rostro como si no lo escuchara.

—¡Para de gritarme!  no soy sorda si lo digo es porque nunca quise ser novia de nadie, amo mi libertad y con esto la estoy perdiendo.

—Pues a veces la libertad tiene su costo y tú la tendrás de nuevo cuando termines esto. Por cierto, de acuerdo a lo dicho por la señora Miñonett, ten cuidado, sobre todo como le hablas ya que el muy idiota no es cualquier chico, se cree el mejor de la tierra.

—No tienes que decírmelo, se le nota por encima de la ropa la clase de porquería que es.

—Pues será tu porquería y camina.

Obedecí de mala gana para luego adentrarme a un lobbie muy elegante, parecía sacado de esas películas donde muestran lujosos hoteles.

En medio de mi contemplación comprobaba que había algunos chicos guapos, algo que me hizo actuar de forma provocativa ante ellos.

Caminando con mi peculiar forma de hacerlo gire la cabeza de forma sutil, comprobando que giraban para mirarme de un modo como si quisieran devorarme. Ante esa reacción que recibía, misma que me fascinaba aguardaba por el elevador, en ello, repentinamente sentí como me tomaban desprevenida, acción que me hizo desviar la mirada para saber quién lo propiciaba.

Al comprobar de quien se trataba corroboraba que era Paúl, quien nuevamente me lastimaba tomándome del brazo con brusquedad.

—Para la puteria con esos estúpidos, con el único que tienes que serlo es con Philips.

—Pues con él no me sale, el imbécil me insulto y no me apetece ser provocativa con alguien asi, además, estoy segura que si lo hago no funcionara, me dijo que no le parezco atractiva.

—Por favor, mírate, eres hermosa, hasta para mí que no gusto de cualquiera lo noto, quizás lo dijo para dársela de difícil.

—Tengo una pregunta ¿Pretendes que lo lleve a la cama?—pregunte mientras el ascensor abría las puertas y entrabamos en él.

—Si es necesario, si, y deja de hablar de eso, no quiero que todo se arruine, ya suficiente tengo con el tonto de mi hermano asi que no le sigas tú.

Al llegar al piso veinticinco, Paúl me indicaba que lo siguiera. Al estar dentro del lugar quedaba maravillada con toda la elegancia allí presente. Curiosa por seguir contemplando de pronto aparecía una señora ante mi.

—Hijo ¿ella es la chica que comentaste?

—Si madre, Carla, preséntate, ella es mi madre—la mire y le extendí la mano para presentarme.

—Un placer, soy Carla Koch.

—Winnie Smith, pero puedes llamarme Winnie, asi me llaman todos mis hijos—repuso mientras estrechábamos las manos. 

—Entiendo y supongo se refiere a Paúl y Brend—dije para también mirar a Paúl quien reflejaba un mal gesto en el rostro.

—No solo por ellos,  también me refiero a los hijos de la señora Miñonett los cuales también considero como hijos ya que he sido su nana desde que eran pequeños. 

—De acuerdo, madre, dejemos  tu tema favorito ¿dónde está la señora Miñonett?

—Se encuentra en su habitación y parece que tiene una fuerte discusión con Philips, ya que el entro furioso y todavia no ha salido.

—Siendo asi  tocara aguardar. Madre, por favor atiéndela, debo bajar.

—Descuida, hijo, me encargare de atenderla.

Con esa respuesta que recibía de su madre Paúl se retiraba.

Estando con la nana de la familia ella me indicaba que esperara en la terraza. Al llegar al sitio observaba una enorme piscina con vista panorámica, aunado a eso visualizaba una palmera como si hubiesen estructurado esa zona para asemejar una especie de playa o algo parecido. Divisando donde poder sentarme la empleada indicaba que iría por una bebida para mí. Al volver refería que lo que deseara se lo hiciera saber ya que también era la domestica del lugar. Sus palabras me extrañaron, ya que para ser una familia adinerada no me esperaba que hubiera solo una empleada.

Fijando la mirada en esa enorme piscina, sentía ese temor que todavía me acompañaba. 

La culpable de que tuviera esta conducta había sido mi madre, debido a que nunca estuvo al pendiente de mi  por poco muero ahogada en una playa de mar abierto, de no haber estado mi padre quien me busco desesperadamente en medio de las fuertes olas para seguidamente auxiliarme de seguro hubiese muerto ese día.

Quizás el hecho del desprecio de mi madre y la vida que he llevado hasta ahora me ha hecho valorar  mi libertad, algo que espero volver a tener al terminar este maldito plan. 

PDV: Philips 

—¿Que planeas, madre?  A que juegas para que traigas a esa chica la cual por cierto no causa ningún interés en mí.

—Bájale a tu teatro y a tu histeria, ya te lo dije, es tu novia y punto, no planeo ni juego a nada.

—¿Acaso le pagaste para que viniera? 

—No le pague, a su padre y a mi nos  pareció una buena idea que entablen una relación. 

—Quedaras en ridículo ya que no pretendo tener nada con ella.

—Ya estas advertido sobre lo que pasara si te sigues negando, sobre todo si evitas tenerla a tu lado a donde vayas.

—¿Cuál es tu empecinamiento en que ande con ella? como si fuese mi colgante, no entiendes que no me gusta, además, si Pamela se entera de esto  arruinara lo que tengo planeado.

—Carla no arruinara nada porque lo tuyo con Pamela se terminó hace mucho y lo sabes.

—Volveré con ella,  ya te lo dije. 

—Piensa lo que quieras y retírate, debo cambiarme para ir por tu hermana al aeropuerto, por cierto, esta noche mientras celebramos su llegada te quiero al lado de Carla, asi empezaras a acostumbrarte a su compañía—ante su comentario la miraba con enojo para posteriormente salir de la habitación aventando la puerta con dureza.

—Maldita sea, este puto dolor de nuevo. ¡Winnie, tráeme un analgésico!

—Hijo ¿de nuevo con dolor de cabeza? Deberías dejar la bebida.

—No quiero escuchar tus consejos, ya suficiente con mi madre y su juego pesado con esa chica.

—La señorita se encuentra en la terraza aguardando por ti—dijo, mientras me entregaba el analgésico en conjunto con el agua, la cual tomaba rápidamente.

—Me temo que se quedara  esperando, no tengo el mínimo interés en ser amable con ella, bajare y esperare por los chicos en el club.

—¡Nada de eso! Iras con ella, asi que ve y llévala contigo—enfatizaba mi madre quien había aparecido de repente.  

—Madre ¡Para con esta broma pesada!  Si es para que no beba lo puedo dejar de hacer por un tiempo, pero no sigas.

—Ya te dije que no es broma y ve por ella de una vez o en este instante ordeno a Winnie que recoja tus pertenencias para que te marches, solo con eso. Tus motos y  autos me los quedo.

—¿Qué? Eso es de mi pertenencia. No puedes arrebatarmelos.

—¿Quieres retarme?

Ante esa nueva advertencia  resople furioso para seguidamente dirigirme a la terraza pateando lo que encontraba a mi paso. 

Verla a la distancia mientras ella contemplaba el horizonte  me hacía corroborar lo  corriente y común que es. 

Sin detenerme a decir algún comentario la tome del brazo, sin embargo, en medio de esto ella se soltaba para mirarme con enfado.

—¿Qué te sucede? ¿No te enseñaron modales o al menos hablar educadamente?

—Contigo no me interesa ser ducado y si actuó como lo hago es porque no deseo hablarte. Sígueme, debo bajar y por desgracia debes acompañarme.

—Pues para mí no es una fortuna estar a tu lado.

—¿Que dijiste?—preguntaba aproximandola hacia mi. 

PDV: Moddie

Pensaba mantener mis impulsos debido a las órdenes de Paúl, sin embargo, no pude, este chico me saca de mis cabales y no iba a permitirle nuevamente su mal trato hacia mi persona, por ello decidí no callarme y con esto repetí mi comentario, pero esta vez fuerte para que lo escuchara. 

—Lo que dije es que tu compañía no es grata para mí.

—Entonces, fuera, ¿para qué carajo viniste?

—Eso no es tu maldito asunto.

—Más te vale que le bajes a tu tono y a tu vocabulario.

—¿O si no que? No me iré porque tú lo quieras, estaré el tiempo que decida y eso no podrás cambiarlo—ante mis palabras coloco de nuevo los lentes mencionando que hacia esto por obligación, reflejando nuevamente un gesto de desagrado.

—Muevete, bajaremos al club, querida—mencionaba en un tono cínico el muy idiota.

Ante su comentario fingí una sonrisa mientras me ubicaba a su lado, en esos momentos trataba de controlarme para no golpearlo.

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