La visita de Richard
Richard se detuvo en casa de Génesis esa tarde. Su madre le abrió la puerta. Ella sonrió ampliamente y dijo que Génesis estaba en su habitación.
Richard asintió. Se alegró de que no fuera Génesis quien abriera la puerta. Por las sonrisas emocionadas de su madre, solo significaba que ella no le había dicho nada.
Le dio las gracias y fue a la habitación de Génesis. Sin esperar a nadie más que a su madre, ella no había echado el cerrojo a la puerta. Estaba sentada en medio de su cama y haciendo lo que solo ella sabía en su ordenador.
En la puerta, levantó la cabeza y vio a Richard. Una descarga de adrenalina le recorrió la columna vertebral. Miró fijamente al tipo que acababa de entrar y, durante unos segundos, no supo cómo desahogar su ira.
Richard entró y cerró la puerta tras de sí. Miró a Génesis y luego desvió la mirada, sus palabras se le quedaron atascadas en la garganta como si ya no supiera cómo pronunciarlas.
Vio sus ojos, llenos de desdén por él. Ella seguí