Capítulo 58

—Rubí, ¿dónde estás?—. La voz de Erick sonaba extraña, como si estuviera en una situación complicada.

—¿Acaso quieres preguntarme por Marcia?—. Rubí lo desenmascaró al instante. Su tono se volvió gélido e hiriente.

"Erick siempre fue brillante en muchos sentidos, pero jamás tomaba una decisión firme. Seguramente fue su madre quien lo presionó para llamarme", pensó Rubí mientras sostenía el teléfono.

—Rubí… supe que anoche tuviste un accidente. ¿Estás bien?—, preguntó Erick con evidente vacilación.

Rubí notó que su preocupación era genuina.

—Ya estoy bien—, respondió sin rodeos.

Siguió un largo silencio. No supo si él se había quedado sin palabras o si simplemente no encontraba el valor para hablar.

De pronto, un dolor punzante le atravesó el pecho, como si algo la hubiera herido desde adentro.

—Si no tienes nada más que decir, voy a colgar—, advirtió Rubí, su tono ya mucho más seco y afilado.

—Rubí, espera—. Erick suspiró y bajó la voz, como si se obligara a tragarse el orgullo. —Quie
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