Rubí esperó con inquietud. No esperaba que el último reportero en levantarse hiciera una pregunta tan directa.
—Señor York, ¿qué piensa sobre este incidente de robo? —preguntó el reportero. La sala quedó en silencio—. En Internet dicen que el ladrón no es inteligente, ¿verdad? Muchos apuestan a que no se atrevería a robarle hoy, y hasta ahora no ha aparecido. ¿Qué opina al respecto?
Apenas terminó la pregunta, Tobías se preparó para marcharse después de responder. Instintivamente, se llevó la mano al bolsillo y, con tono bromista, dijo:
—Los comentarios en línea tal vez sean solo una broma, pero supongo que el ladrón también los leyó. Como no se atrevió a venir, probablemente sea solo un ladrón común. El personal de seguridad de la ciudad de Janesville debería investigar quién es y capturarlo conforme a la ley.
Mientras respondía, sus ojos se desviaron hacia Rubí. La mirada que le dirigió parecía decir: “¿Ves? Tu idea no funcionó en absoluto.”
—El encendedor en mi bolsillo es un regal