Noah de repente se sintió incómodo, más de lo que habría querido admitir. Pensó en lo que Zoey podría obligarlo a hacer, en lugar de pensar en cuánto lo odiaría Rubí si la traicionaba.
No, no podía fallarle a Rubí.
Pero ella aún estaba viva, y Noah no podía ignorarlo. Había vuelto a haber noticias de ella, y si la dejaba ir esta vez, podría perderla para siempre. Esa loca de Zoey seguramente la arruinaría.
¿Qué debía hacer?
Noah estaba atrapado en un dilema.
Mientras tanto, Rubí no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Después de su examen, fue al edificio de Marcus. Al llegar, Anna le informó que Marcus estaba en una reunión y le pidió que esperara un momento en su oficina.
Rubí asintió y se sentó en el escritorio, aprovechando para adelantar sus tareas. Decidió que, después de cenar, se iría a casa a descansar.
Sin embargo, cuando el reloj marcó las 6:30, Marcus seguía sin salir. ¿Se había olvidado de su cita?
Rubí miró la hora con una mezcla de desconcierto y molestia. Ya había t