—Tu hermana es una buena chica, y pronto hallará alguien que la apoye —dijo Sabrina, su sonrisa elegante mostrando sinceridad—. No te preocupes: cuando llegue el momento, se buscará un reemplazo y tu hermana podrá volver tranquilamente a su país.
Hizo una pausa y bajó un poco la voz, con un atisbo de culpabilidad: —Si engañamos a Rubí, Zoey lo creerá. Así también protegeremos la seguridad de Rubí… pero me pesa el engaño.
Sherry la consoló brevemente y cambió de tema:
—Si Rubí se entera después de que le hemos cambiado el cabello, podría culparme a mí.
—No te angusties —contestó Sabrina—. Tengo una conexión con ella. Desde que nos vimos por primera vez en el cementerio, me pareció familiar. Pedí a Stephen que investigara toda su información.
—La señorita Rubí sobrevivió a tanto, parece destinada a la fortuna —añadió Sherry.
Sabrina asintió; sonreía, pero sus ojos brillaron con la mínima sombra de lágrimas. —Nunca pensé volver a ver a mi hija en esta vida… y ya es tan mayor. No puedo cr