—Oh —dijo Dylan, asintiendo con la cabeza—. Pero… la mamá de mi compañera de clase, que tiene un bebé en la barriga, también quiere vomitar cuando se sube al auto, igual que tú, mamá.
Al escuchar esto, Marcus recordó algo y le dijo a Rubí con una sonrisa significativa:
—Tu período… tampoco ha llegado. He trabajado bastante duro últimamente. Tenemos que ir al hospital para un chequeo ahora mismo.
El conductor, sentado al frente, no pudo evitar mostrar una expresión incómoda. Dylan, que no entendía del todo lo que sus padres querían decir, los miraba con curiosidad.
Rubí también rió, aunque algo nerviosa.
—¿Cómo sería eso posible? Siempre fui muy cuidadosa… No he dormido bien últimamente, estoy estresada, y además el restaurante abrirá pronto. Estoy nerviosa, por eso no me ha llegado la regla. ¿Cómo podría estar embarazada?
Rubí lo decía con incredulidad.
Marcus, sin embargo, no apartó la vista de su vientre.
—Pero… te ha crecido la barriga últimamente.
Rubí lo miró, sorprendida.
—¿Cómo