—No lo sé. Dylan se despertó muy temprano después de la siesta. Él… él me dijo que le prometiste volver a las tres en punto, pero rompiste tu promesa. Dijo que te extrañaba mucho y que quería salir a buscarte. Yo solo le aseguré que regresarías, quise consolarlo… no pensé más en ello. Pero no esperaba que Dylan realmente… —Amelia tartamudeaba, ahogada en sollozos.
Rubí, desconcertada, miró a Marcus.
—¿Cómo es posible? Dylan es tan inteligente, me habría llamado, pero… no recibí ninguna llamada.Marcus, sin embargo, permanecía en silencio desde el momento en que ella entró. Su rostro era una máscara imperturbable, y esa indiferencia hizo que el corazón de Rubí se hundiera aún más. Reuniendo valor, preguntó en voz baja:
—¿Qué