Tras pensar en la sorpresa de esos dos por la mañana, salen de la habitación, apagando las luces.
—¿Vas a preguntarle a Lilly? —pregunta Lucy mientras caminan a sus habitaciones.
—No, prefiero que mi hermano resuelva eso.
—Me parece perfecto.
Se despiden y cada uno se va por su lado, esperando que las cosas se resuelvan lo antes posible entre Max y Giselle.
Por la mañana, dos gritos se oyen en la mansión, Lucy abre los ojos con una sonrisa maquiavélica y se levanta como si nada pasara.
—Música para mis oídos.
En la habitación de Max, ambos buscan su ropa y se cubren como si fueran dos extraños.
—¡¿Qué haces en mi habitación?! —brama Max.
—¡No lo sé! —responde Evan desesperado, tratando de recordar cómo llegó allí. Luego una duda lo atravie