Max la ve y sonríe, porque supo perfectamente que ella no quería una fiesta convencional, una boda de la típica princesa.
No, esa era la boda de una mujer que estaba dispuesta a iniciar de cero con él, que al fin podría ser ella misma, sin esperar la aprobación de los demás.
Los dos se miran con sorpresa, porque Giselle no se esperaba a Max vestido así.
—Yo quiero ese rastreador en el auto de Lucy —le dice Evan a Kevin en un susurro y Max susurra lo mismo.
Embobados, así están los tres, mientras la novia se acerca cada vez más.
Cuando llegan frente a Max, Phil le da la mano de Giselle, pero no la suelta.
—Te entrego uno de mis más preciados tesoros… a Kevin no tuve que hacerle la advertencia, porque me imaginé que Lilly ya le había dejado claro que no es cosa seria y que tendría muchos problema de meter la pata &m