Los tres siguen hablando de ciertas cosas, hasta que Max decide que es suficiente, necesita irse a su departamento para descansar.
—Prométeme que irás a dormir, hijo, por favor —Lucy lo obliga a bajar y apoya su frente con la de él—. No quiero que sigas bebiendo de esa manera, terminarás enfermo de algo.
—Y desde ya te digo, yo no te voy a donar parte de mi hígado o un riñón —Lucy le da un golpe en el brazo que no le duele—. ¡¿Por qué me golpeas a mí?!
—Porque dices cosas malas.
—Tranquila, hoy solo quiero ir a casa a dormir —le da un beso en la frente a su madre, luego un abrazo a su hermano—. Éxito en Inglaterra, me mantienes informado.
—Y tú te mantienes sobrio, porque puedo llamarte en cualquier momento.
—Claro, sabes que siempre estoy disponible para dar consejos a mi hermanito