44 - Un buen difráz.
ROMAN.
La situación había cambiado bastante desde la partida de Danishka. Estaba más insoportable que nunca, y mis hombres ya comenzaron a notar que se debía a su ausencia.
Me importa un huevo lo que piensen.
Necesito saber que pasó.
Saúl ingresa en el despacho, con el porte tranquilo, relajado como siempre, pero al parecer la noticia que me va a dar, no es buena, porque la tensión en sus músculos lo delata.
— Debes dejar de ser un hijo de puta si quieres la respuesta de lo que conseguí — manifiesta, burlándose de mí —. La hemos encontrado. Menuda arpía, sabe cómo esconderse.
— Déjate de juegos y dime…
— Primero dime, ¿qué harás cuando vayas por ella? — preguntó.
Me quedé en silencio un largo par de minutos, para después mirarlo y encogerme e hombros.
— Supongo que traerla de vuelta a casa — respondí —, y pedirle perdón por las palabras que escuchó.
— No será suficiente. No olvides que…
— ¿Tú que sabrás de las relaciones, si ni siquiera tienes novia? — manifesté.
— Soy gay,