38 - Por eso me convertí en Monja.
— Ya lo recuerdo todo — solté de golpe.
— Entonces, imagino, sabes que no soy el malo — respondió Vlad.
— No lo sé. Pasaron muchas cosas — respondí, con un nudo en la garganta.
— Si te sirve de consuelo, mi padre también me ha marcado — dijo, levantando su remera —, pero no era el único que cazó a tu familia, también estaban los…
— Sí, lo sé, pero no creo que él estuviera involucrado — solté un suspiro sin bajar la guardia —. Esto es demasiado enredo para mi mente.
La puerta se abrió de golpe, y un Roman furioso ingresa a la habitación, sorprendiéndonos a ambos. Caminó hasta Vladimir, y lo tomó de la camisa. No lo detuve.
— ¿Qué m****a haces aquí? — siseó —. ¿Qué quieres aquí
— Te dije que vine a visitar a una amiga — respondió el hombre, ignorando las manos de Roman —. Suéltame.
Roman, con cierta desconfianza, lo soltó y se acercó a mi lado; mientras Vlad se retiraba de la habitación.
— Le prohibiré la entrada…
— No harás nada — intervine —. Si quería hacerle algo a mi amigo