Esa noche de luna llena sería el momento perfecto para ejecutar el plan meticulosamente elaborado por Damien. La pelea previa con Mía no había sido simplemente una casualidad; el chico de cabello platinado había preferido mantenerla alejada del bosque, especialmente de la animada fiesta de la fogata. Con cuatro hombres lobos a punto de experimentar el poder de la luna por primera vez, la prudencia dictaba mantenerla a salvo, lejos del potencial peligro.
La oscura malevolencia brillaba en los ojos de Damien mientras observaba la reunión desde las sombras. En su mente, esta era la oportunidad perfecta para eliminar a Dereck de una vez por todas. Si lograba apartarlo del camino, podría reclamar no solo el poder que anhelaba, sino también a Mía, siendo ella toda suya sin tener que compartir su amor con nadie más.
Damien conocía lo complicado de la situación, y aunque no podía estar seguro, confiaba en que Dereck no se atrevería a llevar a Mía a ese evento. El bosque, que generalmente yací