CELESTE CÁRDENAS
Era extraño ese ambiente familiar entre un criminal, una modista frustrada y una adolescente. El desayuno fue muy bizarro, eran una familia disfuncional que nunca esperé tener.
—¿Cómo llegué a la cama? —pregunté en un susurro.
—Papá te llevó en sus fuertes brazos —contestó Paula con una sonrisa pícara que no me gustaba.
—No tenías que hacer ningún esfuerzo… —agregué escondiendo mi preocupación por su herida fresca.
—No fue nada —contestó Zarco con esa sonrisa arrogante y mirada de patán—. Eres muy ligera, de hecho, creo que deberías de alimentarte mejor.
Vació un poco de comida de su plato al mío y me guiñó un ojo, mientras le dedicaba mi mirada iracunda de la m