ISABELLA RODRÍGUEZ
Cuando me envió las capturas de pantalla no sabía si había sido bueno o malo, de nuevo, al ver cada foto, me dolió el corazón. Era Gabriel y estaba con una chica muy parecida a mí. La nota insinuaba que éramos nosotros en una velada romántica, pero… eso era falso. Mi representante había sido la única capaz de identificarme, esa mujer tenía ojo de águila.
Salí de mi habitación y encontré movimiento por toda la mansión, los sirvientes parecían abejas asustadas, zumbando de un lado para otro. Bajé las escaleras y tuve que esquivar a varios que parecían no haberme visto. De inmediato busqué a Guillermina para saber qué era lo que ocurría.
—¿Por qué tanto alboroto? —pregunté tomándola por los hombros, no parecía que fuera a hacerme caso si no la detenía.
—Señora Silva…