Alana.
ENAMORADA.
Hubo un reposo al minuto en que sentí que todo mi cuerpo se dividía en partículas, y mi ser se fragmentaba indiscutiblemente. En la habitación solo se podía escuchar las respiraciones agitadas de Farid y mías, y luego después vino mi conciencia a golpearme como nunca.
¿Qué hiciste Alana? Te entregaste a un hombre que nunca será tuyo, le entregaste tu virtud, y muy pronto lo verás al lado de otra mujer.
Mi quité la lágrima de mi mejilla rápidamente, mientras intenté quitarme de su cuerpo, y de esos brazos que me tenían atrapada. Necesitaba levantarme de su lado, porque de lo contrario quedaría atrapada para siempre.
—¿A dónde vas? —Sus brazos me retrajeron contra él, y nuestras miradas se encontraron.
—Quiero… quiero darme una ducha… —y estaba mintiendo, por supuesto.
La razón es que, en realidad, aunque quería pasar una eternidad a su lado, ahora mismo quería que se fuera para seguir oliendo su aroma ahora impregnado en mi piel. Necesitaba recapacitar, y pensar qué i