Lily Smith
Mitch conduce con cautela por la carretera que lleva a una zona algo apartada de Swansea, en donde las casas cada vez están más lejos entre sí. Mi abuelo y él como siempre van muy animados y creo que mis hijos también, porque no dejan de moverse en mi vientre.
—¿Tenemos que hacerles alguna reverencia? —pregunta mi abuelo y Mitch se ríe.
—Claro que no. Además, ellos son la excepción de lo que ustedes saben de la nobleza, son personas muy sencillas y están esperando por ustedes. Si no han viajado ellos es porque les pedí que esperaran a que yo hablara con Lily y le explicara un poco lo que pasó, aunque no saben que llegaremos hoy.
Mitch me mira por el espejo y yo asiento, no debió ser sencillo para mis padres todo lo ocurrido. Tener un accidente con sus hijas de unos pocos meses y despertar sin saber dónde están debió ser desesperante. Yo me imagino pasando por eso con mis niños y siento una angustia atroz.
Mitch reduce al velocidad y se queda parado frente a una enorme verja