Ethan fue hasta su habitación para ducharse y descansar un poco del sol, la bebida y el estrés producido por la tensión y nervios que acababa de vivenciar.
Abrió la llave de la regadera, sintiendo el agua tibia caer en su cabeza, descender por su rostro y deslizarse por todo su cuerpo. Mientras el agua parecía limpiar sus emociones y relajarlo, caviló sobre lo sucedido y la actitud que tomó minutos atrás.
El rostro perplejo de Jazmín, la manera en que lo miró con asombro y desconcierto, sus brazos delgados siendo sujetados con fuerza y sacudidos. ¡Había sido capaz de lastimar a una mujer vulnerable como ella!
—Mierda, qué me está sucediendo —murmuró frotando su rostro con ambas manos.— ¿Cómo pude tratarla de esa forma? —Se increpó a sí mismo.
Salió de la ducha, tomó la toalla y volvió a la habitación. Se sentó en la cama mirando la puerta, deseando ver entrar a Jane pidiéndole perdón y comenzar de nuevo como una familia, pero de inmediato ese pensamiento fue sustituido por otro