Jazmín dio el biberón al pequeño Oliver y luego de sacarle los gases y dormirlo, se ocupó en arreglar un poco la habitación del pequeño.
Tomó algunos peluches y los colocó en una repisa vacía, luego movió el sillón de un poco más cerca de la cuna. Después limpió con una toalla, la mesa donde estaban colocados los envases y finalmente se sentó a descansar quedándose dormida por algunos segundos.
Cuando Ethan llegó fue hasta el dormitorio del pequeño. Tocó suavemente la puerta para no despertar al bebé. Luego la empujó con cuidado y entró a la recámara.
Jazmín estaba en el sillón, parecía dormida. Por lo que Ethan se adentró sin hacer ruido. Desde allí, le dio una ojeada al lugar, observando los pequeños –pero notables– cambios que había en la habitación. Dirigió la vista hacia el espacio de alimentación, todo estaba limpio y ordenado de forma impecable.
Ethan la observó con detenimiento sus facciones, su delicado rostro que aunque reflejaba el cansancio, era realmente hermoso.