Capítulo 8
Axel David Garza Cantú
Mexicali, México
No me iba a perder esa oportunidad por nada en este mundo y más, le valía a mi primo, no llegar en ese momento o eso no se lo iba a poder perdonar. Establecí con Isabella un contacto visual magnético como si ninguno quisiera apartar la vista del otro, me coloqué debidamente el preservativo ante sus ojos y volví a situarme encima de ella para volver a besarla, a acariciarla y a prepararla para lo que pasaría ahora, ella se dejaba llevar por cada caricia que le daba y sentía entre mis labios lo dulce de sus jadeos, ella entreabría los ojos y con eso me tenía excitado a más no poder y entonces, separé sus piernas y me dispuse a hacer lo que llevaba un buen rato queriendo hacer.
—Axel David—dijo respirando agitadamente—por favor, ¿podrías ser delicado?
Desde luego que sería lo más delicado que pudiera, ella me estaba poniendo a mil, deseaba sentir toda la pasión que ella había despertado en mí, deseaba satisfacerla y que ella me satisfaga