No todos los días terminabas envuelta en los brazos de un hombre desconocido con este tipo de atractivo, la particularidad de la situación me quita el aliento e intimida. Más lo hace que Luciano interrumpa la mirada de sorpresa que nos damos a una sonrisa coqueta.
—¿Los ángeles están cayendo del cielo esta tarde? — dice.
Despierto del estado de shock para hacer mis distancias. Me levanto de sus brazos y doy un par de pasos atrás. Recuerdo la advertencia de Clara sobre él. Luciano, un peligro para las mujeres.
—Gracias por la ayuda, he terminado por aquí — informo poniendo las escaleras donde correspondían.
—¿Has terminado porque quieres o porque he llegado yo? No seré un estorbo, lo prometo. Solo vine a fumar en paz por un rato — explica recostándose del límite de la azotea y explorando en su chaqueta por cigarrillos.
—Anochecerá y he estado limpiando desde temprano, no es personal señor Luciano.
—¿Señor Luciano? — enciende el cigarrillo en su boca — Me siento honrado de que me c