Finalmente llegamos a la mansión Fernández.
-¿Tu madre y tu padre están en casa? -cuestioné con preocupación, mientras la sangre goteaba de mi boca.
-No... afortunadamente -murmuró la última parte en voz baja, pero lo escuché, así como el alivio en su voz. Me pregunto por qué odia tanto a sus padres. Su madre parece muy cariñosa, y sí, su padre me amenazó, pero eso no significa que haya lastimado a Andrew.
-Siéntate aquí -señaló al mostrador y yo salté. Andrew regresó cinco minutos más tarde con un paño, líquido antiséptico y un botiquín de primeros auxilios.
-¿Puedes coser? -pregunt&eac