CAPÍTULO 29: "TORTÍCOLIS AGUDO".
El carro se detiene en la puerta de la casa de Jaspe. Suspiramos al mismo tiempo y luego sonreímos.
Jaspe mira hacia el asiento trasero; Lucas viene dormido.
Después de despedirse de Danielita, cayó como tronco.
—Te ayudo con Lucas…— digo y bajo para rodear el carro y abrirle la puerta de copiloto. Seguidamente, abro la puerta de atrás y tomo a Lucas en brazos.
Rodeo el carro con el niño en brazos y me detengo junto a ella en la calzada de la casa, que es como una mini mansión.
Su rostro ahora es una pintura que grita “desconcierto a grandes escalas”. Literalmente me mira como si me hubiesen brotado dos cabezas del cuello.
— ¿Qué se supone que debo hacer ahora mismo… Darte unas palmadas en el hombro?—pregunta y sonrío, porque sé que no está siendo pedante, sino más bien sincera conmigo, va a poner de su parte para intentarlo y a pesar de no saber cómo actuar y responder ante mis detalles, está dispuesta a ser guiada.
Ahora… ¿Qué se supone que debo de responder? ¿Me arriesgo; sa