CAPÍTULO 20: "SÓLO UN MILAGRO".
Pablo Carnelutti
Salgo de la tienda de Dina con los nervios a flor de piel. No tanto por la aparición de papá (que espero tenga todo que ver con las disculpas que le debe a Dina), sino por Jaspe y mis sentimientos.
¿Qué se supone que hago?
¡Estoy enloqueciendo!
Mi teléfono vibra en mi bolsillo y suspiro cuando veo que es un mensaje del detective privado que contraté para que ubicara a la causante de todos mis problemas.
Está de camino a SU casa.
Mi corazón da una voltereta mortal dentro de mi caja torácica.
¿Ella va de camino a mi casa?
Subo a mi carro y, sin pensarlo, acelero a fondo.
Mi cabeza es un revoltijo de pensamientos de camino a casa.
Jaspe; cuando la conocí, el dolor en mi frente, luego ella sacando copias, ella dañando la impresora; yo pidiéndole un café, ella partiendo mi taza favorita; ella rompiendo los cristales del recibidor, yo ayudándola a subir las escaleras; los dos cayendo por las escaleras…
Okay, quizá tengo unos recuerdos muy peligrosos de nosotros ju