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Adrien meneó la cabeza y bufó. Los clientes desesperados le ponían de los nervios. ¿Qué acaso no entendían que la justicia tiene su propia velocidad?

-Tranquilo Sr. Savater – repuso el abogado – después del uno viene el dos….

-Ya se contar Sr. Morman – respondió Daniel enojado, empezaba a caerle mal ese individuo, no era tiempo de ponerse sarcástico – mi esposa está embarazada.

-Savater, mejor que me deje hablar a mi cuando entremos, le repito que es necesario que no la llame su esposa, y por lo que se refiere a su embarazo, ya le digo que eso no es impedimento para nada, a inmigración le importa un bledo el estado de los detenidos y… - advirtió severamente – deseche la idea que la vamos a sacar hoy mismo, eso no va a ser posible, lo máximo que podremos conseguir es que mañana o pasado nos concedan una audiencia ante un juez. Entonces si conseguimos ablandarlo fijará una fianza que podrá abonar y la detenida saldrá después, pero antes de que eso suceda no la podremos sacar de ahí, y e
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