La fiesta se ha ido animando, aunque ahora que lo pienso, puede que sea yo la que está más contenta y desinhibida.
— Las mujeres de hoy día no sabéis beber — continua Paul — todo es afrutado o con burbujas.
Algo le pasa, es obvio. Nunca (la única vez que charlamos) es tan huraño.
— ¿Y a ti que te pasa?
— Nada — parpadea un par de veces seguidas y cambia la actitud. Se levanta, coloca una mano en su espalda y la otra la tiende hacia mí, mientras hace una exagerada reverencia — ¿Me concede este baile?
Sujeto los bajos del vestido y le correspondo con un leve cabeceo.
— Será un placer.
— No mires, pero a mi hermano le sale humo por las orejas — dice divertido mientras pega su cuerpo al mío.
No me siento incómoda con Paul. Solo espero que el resto de invitados no piensen mal.
— Me lo imagino.
Le encantaría poder ir y pedirle explicaciones a Melanie, y ya de paso, partirle la cara a Mathiew. Cosa que no me importaría.
— No