Habrá para mí un amor, en la tierra o en el cielo,
Un amor grande, dulce, un amor verdadero
Un amor que no tema vivir para siempre
Que no envejezca, se mantenga, y que sea eterno.
Algo muy extraño había sucedido esta noche, pensó Jennifer mirando a Jeremy sostenerse con un brazo aún encima de ella y respirando hondamente con sus ojos cerrados. Seguía dentro de ella, seguían conectados en más de un sentido.
Algo muy extraño había sucedido.
La intimidad acerca a las parejas de modos que ni mil conversaciones consiguen, pensó. Él, con sus ojos cerrados y luchando por respirar, era tan transparente y hermoso, que ella no pudo evitar acariciarle el rostro, apartar de su frente el cabello, y desear besarlo.
Recogió su mano y sus caricias un poco asustada por ese impulso, y cerró sus ojos sintiéndolo aún dentro de ella. Él boqueaba recuperando el aliento.
Jeremy abrió al fin sus azules y límpidos ojos, y poco a poco su respiración fue volviendo a la normalidad, pero no se tumbó a su lado pa