Capítulo 20
—Entonces… —inició dándole un poco de suspenso a sus palabras.
—¿Entonces, qué? —contesté levantando una ceja. Él sonrió y tocó la punta de mi nariz con su dedo.
—No dejas de ser curiosa, ¿Eh? —bromeó y me crucé de brazos haciendo un gesto gruñón.
—Vamos Sam, no seas así, dime a que te refieres con ese largo silencio —insistí saber, porque sí, él dio en el clavo yo moría de curiosidad y eso solía meterme en problemas.
Avanzó marcando la diferencia entre nuestros tamaños y tuve que alzar la cabeza para poder mirarlo a los ojos, él cerró los suyos a medias astas y luego los abrió curvando una sonrisa.
—Me alegra que seas feliz, a pesar de que sea con ese idiota —comentó y puse mala cara, golpeé su pecho en un acto de juego como amigos.
—No le llames idiota, a veces se comporta como uno, pero es la persona más sensible que haya conocido —relate trayendo a memoria algunos momentos ocurridos los últimos meses, como ese día en el bosque cuando me tomó por sorpresa mostrándome su