Capítulo 5: Una prometida comprometida

El olor a antiséptico y desinfectante entró por mis fosas nasales. Sentí dolor de cabeza y espalda conforme me movía. Al abrir los ojos me di cuenta de que estaba en la habitación de un hospital. Ya no tenía mi vestido puesto, en lugar de eso era una bata.

Los recuerdos de la chica loca que me lanzó desde el balcón se hicieron presentes. Me atacó un dolor de cabeza terrible y quise que parara. Sostuve mi cabeza con ambas manos y pronto llegó un médico a agregar algo en la intravenosa. Pronto me quedé dormida de nuevo.

Quién sabe cuánto tiempo más tarde, volví a despertar. Ahora encontré Austin a mi lado mientras me observaba con una expresión que no pude reconocer.

—Señorita Moon. ¿Cómo se siente? — Me apoyé en mis codos y asentí.

—Necesito agua, siento algo seca la garganta. — Él se levantó corriendo a tomar la jarra de agua y me la dio. Lo bebí y sentí que mi garganta se refrescaba.

—Dios, sentía que moría.

—¿Morir? — Abrió sus ojos listo para llamar al doctor.

—Solo bromeo.

—Ah. — Negué mientras cerraba mis ojos.

—¿Sabes si atraparon a la chica?

—La atrapamos. Parecía estar demasiado drogada como para asistir a una siesta como esa.

—¿Sabes quién era?

—Healy Damon, la hija del embajador.

—¿La hija del embajador? — Pregunté abriendo los ojos de par en par. Sabiendo eso, seguro no pagaría las consecuencias.

—Fue ingresada al hospital para que se recupere.

—¿No puedo denunciarla?

—Me temo que las cosas no saldrían bien.

—Esto es una pesadilla. — Pasé mis manos sobre mi rostro. —¿En verdad no puedes hacer nada? Casi me mata. — Recordé sus crueles palabras dirigidas a mi persona, que jamás podría ser la prometida de Austin. Esta era una completa tontería, yo era consciente de ello, pero no por eso necesitaba sufrir de esa forma.

—Descuida, haré lo que sea para que se quede internada por mucho tiempo. — Me dejé caer en la cama.

—Claro, como digas. Será mejor que duerma.

—¿De verdad estás bien?

—Lo estoy. — Me cubrí con la manta. —Solo quiero descansar.

—Claro. — Se levantó de la silla y apagó la luz de la habitación. —Sí necesitas algo no dudes en llamarme. — Asentí y él se fue de ahí.

Ahora que lo pensaba esa chica me había dicho que Austin tuvo una novia antes. Debido a que Austin era alguien que sabía guardar su privacidad, no sabía quién pudo haber sido esa chica. Aún así me había afectado de una forma que jamás creí.

Lo odiaba, odiaba lo que no podía controlar.

(…)

Estuve dos días dentro del hospital. Me dieron de alta luego de ver que la contusión que tenía en mi cabeza no fuera grave. Pasé por muchos exámenes y gracias a Dios me encontraba bien. No tenía nada malo más que algo de anemia, supongo que, por no comer sanamente debido al trabajo. Como sea, además de eso estaba bien.

—Bien, ahora vas a bajar y no responderás preguntas tontas. — Holly, una morena que debía ser unos diez años mayor que yo, se había presentado en mi habitación como la chica encargada de darme entrenamiento ante entrevistas periodísticas. Y sí, Austin la había traído porque la creía necesaria. Porque se había filtrado que oficialmente era la novia de uno de los magnates más importantes del país.

—¿En serio crees que no puedo hablar por mí misma?

—Sé que eres capaz. — Asintió Austin. —Pero no puedes controlar tus respuestas.

—Sí que puedo.

—¿En serio? Bien, entonces dime cómo responderías a lo siguiente. ¿Es verdad que intentaron asesinarla? ¿Fue una de sus amigas? ¿Cree que merece ir a prisión? Escuchamos que tiene una amiga secretaria, ¿podría ser ella? ¿Por celos?

—Pero qué diablos dices.

—¡Lo ves! No puedes responder como se debe. — Abrí mi boca punto de quejarme, pero Austin alzó su dedo para callarme.

—Por favor Holly, haz tu magia.

Y así estuve dos horas mas en la habitación escuchando cómo debía responder a las preguntas. Después de eso, Austin vino por mí y ambos salimos hacia la puerta que daba a la calle. Ahí pude notar el montón de gente que se encontraba fuera. Periodistas, paparazzis y cámaras, muchas cámaras.

—¿Estás lista? — Me preguntó. Respiré hondo y asentí. Austin tomó mi mano, lo cual fue una sorpresa, y ambos salimos a hacerle frente a la avalancha de gente.

—Señorita Moon, ¿es cierto que quisieron hacerle daño? ¿Qué se siente ser la novia de Austin Jones? ¿En verdad es su novia? — Según mis lecciones, debía contestar preguntas que no ahondaran tanto y no levantaran sospechas, por ejemplo, ese tipo de pregunta que recién me habían hecho.

—Yo…— Austin apretó mi mano. —Soy la novia de Austin Jones. — Más preguntas volaron por el viento cuando hicieron una interrogante que cambiaría mi vida por siempre.

—¿Planea casarse con ella señor Jones? — Lo miré con los ojos bien abiertos.

—Sí, porque ella es mi prometida. — Sentí que caía una gota de sudor frío sobre mí frente. —Sofi Moon, es mi prometida

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