Movía mi pierna ligeramente nerviosa mientras esperaba a que Alexander terminara de leer el contrato.
—Entonces, haces esto para proteger Joy Green.
—En parte. — Admití. —No quiero que se le venda a alguien que no lo cuide o que al principio diga que lo hará, pero luego se aproveche y venda las tierras. Quiero decir, el dinero mueve al mundo. — Alexander dejó el papel a un lado y luego me pidió que tomara asiento en el pequeño sofá que estaba a una distancia considerable de mi cama, lugar donde él se encontraba sentado. Suspiré y obedecí.
—Entiendo tu postura. Pero te das cuenta de qué ambos pueden ir a prisión por esto ¿no?
—Lo sé.
—¿Aún así quieres seguir con el cuento? — Alexander me miró con real atención. Todo este tiempo había hecho con Austin tratos y mentiras que tenía anotadas, sin embargo, era algo que nos beneficiaba a ambos, a veces sentía que más a mí que a él, pero estábamos de acuerdo con todo esto. Nos habíamos esforzado mucho y no estaba dispuesta a dar un paso atrás,