LEILAA medida que pasan los minutos, mi mente vuelve a divagar sobre ese hombre misterioso y la empresa que pagó mi deuda. Decido investigar por mi cuenta, aunque sea un poco, solo para tratar de conseguir una pista. Cuando Nelly se va a su habitación, me dirijo a la mía y saco mi teléfono celular del bolso para empezar a buscar información sobre la compañía en Internet. Encuentro su página web y navego por ella, leyendo sobre sus servicios y proyectos.De repente, una foto en la sección de “equipo” llama mi atención. Es él, el hombre que pagó mi cuenta del hospital. Su nombre es Henry Koeman y es el director general de la empresa LuxeResorts Group. Ni siquiera conocía el nombre de la compañía del hotel donde trabajo. La imagen coincide perfectamente con el hombre que vi en mi habitación.Mi corazón se acelera y siento una extraña mezcla de emociones. ¿Por qué un director tan importante de esa empresa me ayudó de esa manera? ¿Qué relación tenemos? Mis recuerdos siguen fragmentados y
LEILA—Eso suena genial, gracias por la invitación —respondo con una sonrisa agradecida.Audrey asiente con entusiasmo y se dirige hacia la puerta.—Perfecto, entonces vamos a buscar algo delicioso para comer. Conozco un lugar no muy lejos de aquí que tiene unos sándwiches increíbles —dice mientras abre la puerta.Salimos juntas del apartamento y caminamos hacia el pequeño estacionamiento que tiene el edificio. El aire fresco y el sol de la mañana hacen que todo sea más agradable. Mientras nos dirigimos a su auto, Audrey y yo conversamos sobre varios temas, entre ellos menciona la empresa de su prometido, de la cual me contó Nelly.—Así que, ¿qué te trajo a esta ciudad? —pregunta Audrey con curiosidad. —Nel me dijo que eras modelo, antes de tu embarazo.Eso me hace recordar mi vida pasada, la que no hace mucho tiempo dejé atrás.—Perdón, ¿fui indiscreta? —Creo que percibió algo de mi melancolía o tal vez mi expresión lo dijo todo.Subimos a su auto, que a mi parecer es bastante sencil
HENRY —Quiero un nieto antes de morirme —demanda mi abuelo. —¿Un nieto? —repito confundido —No tengo una esposa todavía, y tú ya tienes un nieto. —En estos tiempos ya nadie se casa para tener un hijo —agrega con desdén. —No sabía que fueras un abuelo moderno —digo bromeado. Él me echa una mirada disgustada. —Y no lo soy, todavía conservo valores y tradiciones, como el matrimonio y tener una familia después de él. —¿Y entonces por qué quieres que tenga un hijo fuera del matrimonio? Es muy pronto para algo así, Kendra no está lista, ella quiere esperar y después del matrimonio nos tomaremos un tiempo para nosotros dos. Hace un chasquido con la lengua y lanza un ademán. —¿Cuál pronto? Yo diría que ya estás en la edad correcta y si no lo haces ahora se te pasará el tren, esa mujer te está haciendo perder el tiempo, deberías de dejarla y buscarte a otra. —toma asiento detrás de su escritorio y me observa desde ahí —Yo a tu edad ya tenía siete hijos, y antes de los cuarenta ya esta
Los Ángeles, CaliforniaActualidadLEILAEstoy sentada en una mesa de un restaurante muy lujoso, todos mis fondos se han ido en esta reservación, ¿para qué? Bueno, tiene sentido, es la noche que le diré a mi novio que he decidido dar otro paso con él en nuestra relación, pues muy pronto tendremos una gran razón para fortalecer lo nuestro.Paul es el hombre de mi vida, con el que me fugue de mi casa aquel día. No me gusta pensar en eso, ya que me trae muy malos recuerdos y hoy es un día para tener alegrías, no tristezas. Así que no quiero estropear el momento con mi pasado.No lamento nada, aunque debería de hacerlo, ya que tome una decisión que cambio toda mi vida entera y más ahora…Despejo mi mente y me concentro en Paul y en mí. Miro hacia la puerta varias veces, ansiosa porque ponto se reúna conmigo. Sigo sin entender por qué quiso que viniéramos por separado, no quise hacerle un berrinche, así que no replique e hice lo que considere bueno para los dos.Tal vez me tenga una sorpre
Los Ángeles, CaliforniaHENRY―Flip, sírveme otro. ―Alzo el vaso indicando a qué me refiero. El cantinero del bar me observa desde su distancia; sé que quiere decirme algo, sin embargo, solo se limita a fruncir las cejas. ―Bien, recuérdame más tarde decirle a mi asistente que te dé un aumento ―digo mientras alcanzo la botella de ron que dejó del otro lado de la barra.―Déjalo, yo te lo sirvo ―me arrebata la botella de la mano y procede a servirme de ese líquido ámbar que me quema la garganta, pero calma mis males. Tal vez no los sane, al menos funciona para olvidar por un momento. ―Y no quiero un aumento, es preferible no verte aquí bebiendo seguido.Y ahí va. Flip es un viejo amigo y un buen empleado. Lleva más de veinte años trabajando en este hotel. Antes sirvió a mi padre, y ahora lo hace para mí.― ¿Me estás echando de mi propio sitio, Flip? ―pregunto con una media sonrisa. ―Además, no he bebido tanto. Apenas voy por mi quinto trago, o cuarto, creo que era menos.―Con este último
LEILALlegué a pensar que terminaría triste y deprimida en mi habitación, pero ahora me doy cuenta de todo lo contrario. Se siente como si un ángel se hubiera cruzado en mi camino, o al menos así lo siento yo. Llevo minutos, o tal vez horas, conversando con el hombre que conocí en el bar, Henry, que ahora sé su nombre porque se presentó después de haberse disculpado por lo anterior.Se ve que es un buen hombre, y a pesar de que al principio noté algo de tristeza en su voz, en este momento ya no hay ni una pizca de ello. Es como si hubiese borrado esa emoción de todo su ser, porque ahora se está riendo de mis malos chistes.—Es en serio, en ese preciso día llovió y me mojé toda —. Corrijo, no es chiste, se llama mala suerte.―¿Entonces llegaste tarde a tu sesión de fotos? —pregunta con una ligera risa.—Sí, y lo peor de todo es que llegué empapada y sin cambio de vestuario. —Continúa riendo. —Hey, no te rías, a cualquiera le puede pasar.Niega con la cabeza mientras hace un movimiento
LEILA Escucho un ruido. Me muevo, aún somnolienta. Esto me hace recordar mi ubicación. Me levanto de un salto y noto que el teléfono de la habitación está sonando. Entonces, eso era lo que generaba tanto ruido. ― ¿Hola? ―Alzo el auricular para responder. Una mujer me habla al otro lado, informándome sobre mi breve estadía en el hotel. No era necesario que me recordaran que debía desocupar la habitación en menos de una hora. ¿Qué? Me levanto por completo de la cama y me siento en el borde, me froto los ojos para quitarme el sueño. Miro el reloj digital que está en la mesita de noche y verifico la hora. Efectivamente, solo me quedan unos minutos para salir de aquí. ¿Cómo es que pude quedarme dormida? Aparto las sábanas con unos manotazos y vuelvo a colocar el teléfono en su lugar. Corro hacia el armario y saco mi maleta junto con toda mi ropa y otras pertenencias que había traído conmigo. Qué vergüenza parecerá si me echan a la calle. Inmediatamente, me pongo a trabajar en mi equip
HENRY—No voy a dejarle mi herencia a ese inútil —expreso mi abuelo con alteración. —Te consigues un hijo a la de ya, o pierdes mi fortuna. —Suelta esa amenaza que ha usado durante meses.Más bien lleva un largo tiempo haciéndolo. ¿Qué va a pasar si le cuento lo de Kendra? Que me dejó y ya no quiere saber nada de mí. Pueda que en algo le agrade la noticia, pero se enterará también que ya está más lejos de tener un bisnieto por parte mía.—Abuelo, tú no te vas a morir.—Tú qué sabes —lanza un ademán en el aire, como de costumbre. —Nadie tiene la vida asegurada, y no me vengas con esa estúpida frase: tú duraras mucho y nos enterraras a todos —hizo un intento de imitar.—Solo digo que —suspiro. —Todavía no es tu turno, te faltan varios años.—No eres Dios para saber eso, así que no me lances tus sermones, jovencito, solo yo puedo llamarte la atención a ti, no tú a mí. ¿De cuándo acá los patos le disparan a las escopetas? —añade con desdén. —Déjate de palabrerías y mejor ve a hacer un her