Apenas subimos al elevador y la arrincono, pasa sus manos por mi cuello y nos besamos.
—Aquí también hay cámara —gruño deteniendo el beso. Se abren las puertas y la tomo de los glúteos para que pase sus piernas por mi cintura, mientras camino para llegar al apartamento. Su puerta está más reforzada, así que abro la mía y cierro de inmediato para llevarla a la habitación. Nos quitamos la ropa con prisa y la acomodo sobre la cama, abro sus piernas y me pierdo en su centro saboreándola. Me gusta sentir lo ansiosa que se pone con mis caricias, me concentro lamer y chupar su hendidura, dándole atención especial a su hinchado clítoris.
—¡Nathan! —jadea. Continúo hasta que obtiene su placer y siento como su cuerpo entero vibra. Al saber que termina, gateo para quedar a su altura.
—Mírame Milly —le ordeno y abre los ojos.
Entro en ella despacio, necesito sentirla, estoy un poco abrumado con la forma en que mi corazón late desbocado por esta hermosa mujer. Se inclina un poco y me hace da