Johan…
Cuando llegué a este rancho, jamás me imaginé que tendría el mejor sexo de mi vida, nada más y nada menos que con la mujer que me odia desde el primer día que llegué o desde antes, no estoy seguro. Esa chica de cabello castaño hasta la cintura, ojos oscuros y profundos, con esos labios gruesos y dulces, además de ese cuerpo con hermosas curvas que estoy ansioso por volver a recorrer con mis labios, me volvió loco.
Tan solo de recordarlo, me pongo duro de nuevo, no puedo negar que es una chica muy sensual y estar en su interior es la sensación más abrumadora que he experimentado.
Al salir de la habitación para ir a buscarla, porque necesitaba verla de nuevo, me la encuentro asustada y nerviosa, ya que al parecer Ian está algo indispuesto en la escuela.
Me ofrezco a acompañarla y aunque lo piensa, accede.
—Ian va a estar bien —intento tranquilizarla ,mientras conduce.
—Él nunca se enferma —dice nerviosa.
Tomo su mano y la presiono, después de varios minutos nos detenemos frente a