58. Me sigues cayendo mal
Mitchell…
—No puedo creer que te comportaras de la manera que lo hiciste —me recrimina mi padre, cuando entro a la cocina por la mañana.
—Papá, no me di cuenta que estaba detrás de mí —me justifico.
—No es solo eso, ni siquiera te disculpaste —bufa.
—¿Mamá? —digo pidiendo su ayuda y ella niega.
—A mi no me mires, te portaste mal y debes pedir una disculpa.
Gruño furiosa, aunque sé que tienen razón.
—De ahora en adelante, tú le llevarás la comida a la habitación a Johan.
—¡Papá! —exclamo—. No soy una niña para que me castigues.
—Precisamente, no lo eres, por eso vas a hacerlo amablemente y vas a demostrar que en este hotel, todos somos educados.
—Está bien —accedo.
—¿Ian ya está en el colegio? —pregunta mi madre y asiento.
—Aquí tienes el desayuno, espero que seas amable en está ocasión —advierte mi padre.
Tomo la charola con un desayuno completo y camino a la cabaña en la que se hospeda el presumido ese, sí solo faltó que me mandaran al campo a traer flores para acompañar su desayuno.