—No… no mucho — digo extrañada.
—¿Por qué? — cuestiona inocente ella — Está precioso, y tú tienes un cuerpo precioso.
Quizás porque si me presento así a la boda de Lorenzo, él mismo me escoltará hasta la salida.
—Es muy… revelador para una boda tradicional. ¿No te pareces? — acoto con tacto.
—Pensé