Abre esos chocolates chico malo.

Después de aquello, ninguno de los dos habló en el camino a mi casa, el silencio no era incómodo, pero después de lo que había dicho Caleb, y de cómo había reaccionado con Dylan, yo no sabía que pensar.

Lo admitía, me gustaba Caleb, pero él no parecía ser el chico de una sola mujer, y yo no iba a arrastrarme, menos si no sabía cuáles eran sus sentimientos por mí, probablemente sólo era deseo, y estaba bien.

—Llegamos —me dice cuándo estaciona frente a mi casa, no lo miro, es que no puedo, y lo peor de todo es que no sé porqué.

—Gracias, por todo, nos vemos mañana —digo, y sin esperar respuesta salgo rápidamente de su auto en dirección a la puerta de mi casa. Caleb no se va hasta que cierro la puerta de entrada, y eso provoca una punzada en mi pecho. Apenas nos conocíamos pero por alguna razón, congeniábamos muy bien.

Y eso, era tenebroso.

—¡Llegué! —grito.

—¡Qué bueno, hija! —gritan mis padres, yo sonrío.

—¿Con quién te viniste? —grita Benjamín, pero rápidamente aparece desde la cocin
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