Capítulo Treinta y cuatro

La tumbó en la cama, intentando no echar todo el peso de su cuerpo encima de Amelia. Una de sus manos se deslizó por el muslo de Amelia que estaba cerca de su cadera.

Acurrucado entre sus muslos, la miró con ojos azules llenos de intensa devoción.

- ¿Va todo bien? - preguntó rozando la punta de su nariz con la de ella. - Pararé si tú quieres.

Amelia negó con la cabeza, deseándolo tanto como él.

- Te deseo. - Susurró contra sus labios, mordisqueando su trasero y chupando. - Estoy segura de ello.

Afirmó Amelia, extendiendo las manos por la espalda de Alexander en suaves y delicados arañazos.

Él le sonrió, volviendo a besar sus labios hasta el momento en que dejó a Amelia completamente sin aliento. Sus labios recorrieron su mejilla, suaves besos y mordiscos siguiendo un camino hasta su cuello, rozando allí con la lengua y los dientes.

Se estremecía de deseo con cada roce de la boca de Alexander y, cuando la mano de él llegó a su pecho, Amy gimió suavemente. Le bajó el sujetador, dejando
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo