Me desperté en la madrugada, debía regresar a mi cuarto por si me buscaba Hazel, estaba apoyada contra el pecho de Alex y se sentía bien. Levanté mi mirada y lo observé, hasta durmiendo era lindo, suspiré mientras admiraba lo perfecto que era.
—Me dijiste que no te habías enamorado de mí ¿debo preocuparme? —dijo con los ojos todavía cerrados, me asusté y me incorporé en la cama.
—Lo...lo siento —arreglé mi pelo. Él me detuvo con su brazo y se sentó sobre la cama.
—Hey, no importa, —sonrió—puedes enamorarte de mí.
Sonreí cuando dijo aquello, me tomó la barbilla y me besó.