Y como lo decidió al día siguiente estábamos embarcándonos en la avioneta que nos llevaba de vuelta a la ciudad. Jack, el conejo, iba con nosotros en una jaula para conejos.
Cuando llegamos nos estaban esperando Eric y Alfred quien traía el auto. Bajamos del auto y los saludamos. Alex se tomó unos minutos para hablar con su amigo aparte mientras Alfred introducía nuestras cosas en el maletero. De pronto Alex se acercaba a Hazel y se inclinaba a su altura.
—Oye hijo, te quedarás hoy en la casa de tu tía Érica y así pasas tiempo con Sam, hay algo que quiero enseñarle a Freya ¿te parece?
—Sí papá.
—Buen chico —le dio un beso en la frente y se puso