Shirley también tenía que admitir que le temía mucho a ese hombre, pues su mirada era realmente muy aterradora…
Aun así, ella se mantuvo firme frente a Nadia y su madre, y habló reuniendo todo el valor suficiente que pudo:
¡Te lo advierto! ¡No vuelvas a intentar llevarte a Nadia!
Nadia se escondió temerosa detrás de su madre, y no pudo evitar elogiar a Shirley con toda sinceridad... Aunque lo dijo con voz muy baja, todos pudieron escucharla:
—Shirley, eres en verdad increíble...
José no esperaba que Nadia le tuviera tanto miedo. Frunció el ceño con seriedad y le hizo una señal a Nadia con el dedo, ordenándole:
—Nadia, ¡ven aquí!
Nadia se asustó tanto que rompió al instante a llorar:
—¡No quiero! Eres un tipo muy malo. Le conté a mi mamá que has tenido bebés con muchas mujeres y ya estás bien puerco. ¡Ella me pidió que no volviera a ser tu amiga! Luna también me dijo que no te hiciera caso. ¡Ya no quiero volver nunca más a verte!
La última vez que él la golpeó le había dejado una gran h