Capítulo 939
Ella colgó la llamada sin contestar y luego le envió otro mensaje:

[Perdóname, me equivoqué de número.]

Después de enviarlo, el móvil se apagó por falta de batería.

Fue a buscar rápidamente el cargador, pero se dio cuenta de que el puerto de carga estaba dañado y no reaccionaba al conectarlo.

En ese momento, escuchó la vibración en el cajón de la mesita de noche. No sabía qué era, así que abrió el cajón y vio preciso el móvil rosa que Andrés le había regalado. Lo apagó al instante y salió de la habitación con su propio teléfono para que los sirvientes lo llevaran a reparar.

A las seis de la tarde, Andrés terminó la última junta y salió de la sala de conferencias. Revisó ansioso de nuevo su teléfono, parecía haber perdido la poca paciencia que le quedaba. Aparte de las notificaciones de noticias y unas cuantas llamadas perdidas sin importancia alguna, no recibió ninguna otra llamada.

—¿Qué ha estado haciendo todo el día en casa? —le preguntó a Álvaro.

Álvaro, quien caminaba detrás de él
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