El grupo de periodistas continuaba tomando fotos del coche.
Isabel le entregó una botella de agua mineral a Luna y preocupada le pregunto:
—Luna, te veo muy pálida, ¿estás bien?
Luna tomó la botella de agua.
—Estoy bien —respondió mirando hacia afuera de la ventana y preguntó —: ¿Adónde vamos?
Isabel tampoco lo sabía y se dirigió a la persona a su lado:
—Andrés, ¿adónde vamos?
—Luna, ¿adónde te gustaría ir? —Andrés le hizo la pregunta, con un tono que insinuaba algo.
Luna dejó la botella de agua a un lado. El destino debería ser la mansión de la familia García. Se dio cuenta de que Andrés la estaba mirando a través del espejo retrovisor. Apartó la mirada y respondió tranquilamente.
—Déjame en el camino, él vendrá a recogerme más tarde...
—No te dejaré sola por cuestiones de tu propia seguridad. Aún no son las nueve. Volvamos primero a la mansión y luego discutiremos otros asuntos —dijo Andrés, sin dejar lugar a dudas como siempre.
Por lo tanto, Luna no dijo nada más.
Nadia le envió un