Esa llamada telefónica es una en una línea de muchas.
Resulta que si le dices a un niño de cuatro años que contestarás todas las llamadas, llamará... muchas veces. Y como hice una promesa, siempre trato de responder.
A veces, estoy atrapado en el trabajo y no puedo llegar a ella.
Ser editor profesional en una editorial no es la experiencia romántica que imaginé. Pensé que estaría acurrucado con un éxito de ventas en proceso, tomando café caliente y marcando palabras con tinta roja.
Resulta que estoy casado con el impresor otra vez. Y no hay manuscritos excepto los que se arrojan a la pila de chapoteo.
En una editorial, los plazos son acelerados, la presión para crear un paquete de mayor venta es feroz y es casi como mi trabajo estresante en Belle's Beauty.
Excepto que mi jefe no es un hombre loco y hermoso con ojos que te clavan en el estómago. Es una mujer mayor con expectativas muy altas y una personalidad pasiva agresiva que le hace la vida difícil.
Debido a los comentarios sarcást