Es mi fragancia favorita pero, de nuevo, Kendrew simplemente tiene que pasarse de la raya.
-¿Quieres reducir la velocidad, amigo?- Me burlo de él cuando deja caer un rastro de besos por la columna de mi garganta.
-No a menos que digas por favor-.
Me río.
Me besa el cuello a plena luz del día porque es un multimillonario idiota que hace lo que quiere. Pero él es mi multimillonario imbécil y en secreto me encanta ser el centro de sus afectos.
Sus malvados ojos color avellana sostienen los míos.-¿Tuviste un tiempo agradable?-
-Hice. Sunny se va a volver loca con tu oficina.
-Bien. Quiero que te sientas cómodo y ella te conozca mejor-. Ladea la cabeza. Aparte de mí.
-¿Oh?-
Toma mi mano y lleva mis dedos a sus labios.-¿Listo para ir?-
Lo sigo hasta el coche.
Bernard está en el asiento del conductor. Mira por encima del hombro y me da una gran sonrisa.
-Señorita Jones.-
-Hola, Bernardo-.
-Tu ropa está en la parte de atrás. Estaré tocando música muy alta-. Él guiña un ojo.
-Soy consciente de