—¿Qué?
Las palabras de Gedeón, tergiversando la verdad, hicieron que el rostro de Pedro se ensombreciera, y un destello asesino cruzó por sus ojos.
A estas alturas, todavía intentaba difamarlo.
¡Qué despreciable!
—¿Así que estás difamando a la gente, eh? ¡Te mataré! —Josué, sorprendido inicialmente, se llenó de ira, sacó un cuchillo y se dispuso a atacar.
—¡Srta. Leticia! ¡Sálvame! —Gedeón, asustado, se apresuró a esconderse detrás.
—¡Espera! —Leticia avanzó dos pasos, interponiéndose frente a Josué—. ¡No podemos actuar sin entender la situación!
—Srta. Leticia, este hombre está lleno de mentiras, ¡debo enseñarle una lección! —Josué estaba furioso.
En el camino, había prometido confesar honestamente y admitir sus crímenes.
Pero en cuanto llegó, cambió su historia y hasta difamó a otros.
¡Qué odioso!
—Creo que tú quieres matar para silenciar, ¿no? —de repente, Paula intervino—. Gedeón no quiere ser un chivo expiatorio y ha dicho la verdad, ¿así que ahora estás furioso?
—¡Pedro! Abusas d