Capítulo 59
Dos días después, en la clínica Bueno y Feliz.

Leticia, quien había estado en coma, finalmente despertó con un débil susurro.

Lo que veía era una habitación muy sencilla.

Una mesa, dos sillas, y una cama adicional.

Le parecía familiar, como si hubiera estado allí antes.

—¿Has despertado?

En ese momento, Pedro entró de repente en la habitación.

En sus manos, llevaba un tazón de sopa.

Aunque muy simple, para Leticia, que había estado hambrienta durante dos días, era increíblemente tentadora.

Tanto, que su estómago comenzó a gruñir de manera incontrolable.

—¿Fuiste tú quien me salvó? —Leticia preguntó un poco avergonzada, tomando la iniciativa.

—Te lesionaste y te desmayaste al lado del camino, así que te recogí—dijo Pedro con indiferencia.

—¿Recogida?

Leticia frunció el ceño, luego reaccionó y preguntó apresuradamente:

—¡Oh sí! ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? ¿Qué está pasando con la familia Londoño? ¿Están en peligro mis padres?

Las preguntas rápidas y consecutivas dejaron a Pedr
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