Capítulo 406
Elías irrumpió con una energía imponente y una mirada penetrante.

Su corpulenta figura añadía un aire de opresión a su presencia.

Detrás de él, un grupo de jóvenes mujeres lo miraban con ojos brillantes, sus corazones latían aceleradamente.

¿Qué joven no anhela el romance?

Este tipo de escenas de caballero rescatando a la dama eran cosas de las que habían soñado más de una vez.

—¡Chico! ¿Sabes quién soy? ¿Cómo te atreves a meterte en asuntos que no te incumben?

El hombre de traje sostenía su cabeza sangrante, su mirada oscurecida por la ira.

—No me importa quién seas, si hoy no te arrodillas y le pides perdón, ¡no me culpes por romperte las piernas!

Elías blandía un bate de béisbol.

—¡Exacto! ¡Pide disculpas ahora mismo!

Los seguidores que estaban detrás de él comenzaron a hacer alarde.

Jóvenes apasionados y valientes como ellos, naturalmente, no temían a nada en absoluto.

—¡Bien, muy bien! Unos mocosos aún con olor a leche, ¿y se atreven a desafiarme? ¡Van a v
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