Entre sus compañeros, él era alguien a quien todos admiraban.
Lo que otros lograban con años de esfuerzo y dedicación, él lo conseguía sin ningún esfuerzo, sin presión alguna.
Siempre había creído que era una persona elegida, un genio destinado a estar por encima de los demás.
Sin embargo, ahora comprendía que había sido demasiado limitado en su pensamiento; había muchas personas más talentosas que él.
Sus dones y logros, de los que tanto se enorgullecía, no significaban nada frente a Pedro.
—Así que, al final, no soy un genio— Elvis, profundamente herido, no pudo evitar esbozar una sonrisa amarga.
En ese momento, su espíritu se quebró y perdió toda motivación. Solo quedó una profunda desesperación. Había ganado toda su vida, pero esta única derrota lo había destruido por completo.
—Espero que aceptes tu derrota y entregues el mapa del tesoro— Pedro se acercó, hablando con desdén desde lo alto.
Elvis no respondió. Yacía en el suelo, mirando al cielo azul, sus ojos perdiendo gra