Capítulo 1083
Hilario mostraba una expresión sombría y sus ojos destilaban malevolencia.

—¡Yo no!

Pilar, con los labios apretados, no cedía un ápice.

—¡Tú sí!

Hilario alzaba la mano para golpear, pero Pedro lo sujetó de pronto, diciendo fríamente:

—¡Si te atreves a hacer algo estúpido, cuidado que te rompo la mano!

—¡Atrevido!

—¡Suéltenlo de inmediato al jefe de la casa!

Los soldados alrededor, al ver la escena, avanzaron amenazadores, con los ojos llenos de furia.

Los cañones de las armas, casi tocando la frente de Pedro.

—¡Paren!

En ese momento, un fuerte grito resonó desde fuera.

Todos voltearon a mirar y vieron a un hombre de mediana edad con aspecto valiente, acompañado de una bella joven, entrando precipitadamente.

Eran los padres de Pilar, Héctor y Angela.

—Hermano, ¿qué falta ha cometido mi hija Pilar para que le apuntes con un arma? —preguntó Héctor con el rostro tenso.

Había visto claramente la bofetada anterior.

—Hermano, Araceli fue atacada secretamente y ahora está en el hospital. Actúo
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